Llega el gran salto
En el siglo XX sucede toda una serie de progresos tanto a nivel tecnológico como a nivel artístico. En la década de los 40 se empiezan a comercializar las primeras campanas extractoras, que resolvían uno de los principales problemas de la cocina, eliminando el olor, la grasa y el humo durante el proceso de cocción. Se consiguen entonces cocinas funcionales que, al disponer de aparatos tecnológicos, facilitan las labores diarias y ahorran tiempo de manera significativa. En ese momento lo único que preocupaba de una cocina era su función utilitaria. La estética no era lo más significativo, aunque a partir de los 90 la tendencia empieza a cambiar. Las cocinas se empiezan a percibir de otro modo, y cada vez son mas los fabricantes que apuestan por diseños más modernos y atractivos.
Las cocinas de hoy en día han alcanzado excelentes niveles de usabilidad y durabilidad, donde se empieza a buscar la diferencia tanto por la calidad, como en lo estético. Tiene mas relevancia el conjunto del elemento de la cocina, sus colores, sus formas, etc. Con los avances tecnológicos que podían parecer inviables tan solo un par de décadas atrás, llegamos en que se busca la comodidad, el bienestar y el poder transmitir una sensación única a través del diseño. La imagen es de los aspectos más importantes en el mundo interconectado de hoy en día. La labor de nosotros los interioristas, cada vez esta mas demandada ya que la cocina vuelve a ser el corazón de la casa.